
Con una puesta arrolladora, invitados clave y más de 25.000 personas vibrando en cada detalle, Milo J dio inicio a una despedida intensa y emotiva. Lo que comenzó como una serie de conciertos ya se vive como un momento bisagra en su carrera: el cierre de una etapa y el comienzo de otra. Aún quedan dos funciones más para celebrar la despedida de 166 y la presentación de 166 (Deluxe) Retirada: el 16 y 17 de junio, también con entradas completamente agotadas.
Milo J es un motor creativo inagotable. Apasionado por la música y profundamente conectado con sus raíces, sus letras y composiciones reflejan con total honestidad lo que viene construyendo desde chico. Entre el barrio, la familia, la experimentación y una apertura constante al mundo, fue tomando forma este torbellino de sonidos que hoy encuentra nuevos caminos y consolida un presente consagratorio.

Las dos primeras funciones de las cuatro previstas —todas con entradas agotadas— en el Movistar Arena de Buenos Aires, confirman el momento excepcional que atraviesa tanto en lo artístico como en lo personal. Subió al escenario con la serenidad y la felicidad de quien parece haber nacido allí, acompañado por un público incondicional y con una mochila repleta de música para compartir.
Luego de la cancelación del show en la ex ESMA, el panorama había quedado con un sabor amargo. Pero tras un tiempo de espera, Milo anunció el tan esperado reencuentro: las fechas del 4 y 5 de junio se agotaron en menos de dos horas, y en cuestión de minutos se sumaron una tercera y cuarta función. En menos de tres días, logró vender los cuatro shows por completo.

Ya con la mitad del recorrido completado, estas presentaciones despiden simbólicamente 166 y dan la bienvenida a 166 (Deluxe) Retirada, en un espectáculo completamente renovado que marca el inicio de una nueva etapa. Un show atravesado por las raíces argentinas y latinoamericanas, donde no hay etiquetas: simplemente música.
Desde un mes antes, ya había fans acampando en las inmediaciones del estadio. La expectativa era enorme, y el respeto y cariño que Milo sembró durante todos estos años se tradujo en una verdadera fiesta. Miles de personas colmaron el Movistar Arena para ser parte de este hito.
La puesta en escena fue imponente: pantallas verticales distribuidas por todo el estadio, una pasarela inmensa y una estructura en forma de “Y” que acercaba a Milo al público. Esa “Y” representó una bifurcación en el camino, una encrucijada, pero también la unión de distintas fuerzas en un mismo punto: una metáfora de encuentro, transformación y decisiones que marcan un antes y un después.

Detrás, un gigantesco edificio acompañó con secuencias audiovisuales cargadas de sentido, imágenes hipnóticas y un despliegue visual poderoso que encontró el complemento perfecto en la banda y el equipo que lo rodea sobre el escenario.
El recorrido musical fue tan intenso como emotivo. Con una sección de trompetas, sonaron canciones como “3 Pecados Después”, “Ni Carlos Ni José”, “Retirada”, “Buen Día”, “Portación de Rostro”, “Morning”, “Fla” y “No Soy Eterno”. Más adelante, la energía se disparó con los hits “Vida de Rock” y “A Vos”, coreados de punta a punta por el público.
Uno de los bloques más memorables fue el set acústico y folklórico, donde Milo interpretó “Morocha”, “Tus Vueltas”, “Carencias de Cordura”, “Una Bala” y “Vudú”, acompañado por guitarras que dieron un clima íntimo y profundo.
El show también tuvo invitados especiales que multiplicaron la ovación: CRTRAP y KELO KE se sumaron para “Digan”, y Nicki Nicole dijo presente en “Dispara”, uno de los grandes himnos globales de su carrera.
La usina sonora de Milo J tuvo uno de sus momentos más emotivos con canciones como “Olimpo”, “La Tortura”, “Sangre para Derramar”, “Hippie”, “I Am”, “Penas de Antaño”, “Rincón”, “Domingo” y “MAI”, esta última acompañada por un coro y un despliegue instrumental que conmovió hasta las lágrimas.
El cierre fue monumental: una verdadera declaración de principios y sueños. Las versiones de “Rara Vez”, “Fruto” y “Milagrosa” hicieron vibrar el estadio, y la potencia de la Murga La Catalina se sintió en el pecho con “Negra Murguera”, “Valores del West” y la “BZRP Music Session #57”. Como broche final, “No Hago Trap” coronó la despedida con una explosión de emoción.
Dos fechas inolvidables. Un recorrido épico por la historia de Milo J y un recibimiento lleno de potencia para todo lo que se viene.